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Envíame también madera de cedro, ciprés y sándalo del Líbano, pues bien sé que tus súbditos son expertos taladores de árboles del Líbano y podrán trabajar con mis súbditos, para prepararme madera en cantidad, pues el Templo que quiero construir ha de ser grandioso y admirable. Yo, por mi parte, aportaré para sustento de tus súbditos, los taladores de árboles, cuatro mil cuatrocientas toneladas de trigo, otras tantas de cebada, cuatro mil cuatrocientos hectólitros de vino y otros tantos de aceite.

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